TÉCNICAS PARTICIPATIVAS PARA ANIMAR A LEER Y TRABAJAR CON CUENTOS



Todos los usos de la palabra para todos… No para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo.
 
Gianni Rodari
  
Difundir el arte de la narración oral, a través de un taller, es una actividad de importancia para cualquier Feria del libro, ya que la narración de cuentos tiene múltiples virtudes: es asequible, genera lazos afectivos, conserva patrimonios, se involucra con el proceso de enseñanza-aprendizaje y, sobre todo es inclusiva, pues es una actividad que se hace mayoritariamente en grupo.

Para los narradores orales contar una historia es más que un trabajo, es una fuerza poderosa que nos empuja a querer comunicarnos con un público, que a su vez también siente una poderosa atracción por escuchar cuentos.

Así, en estas condiciones, el cuentero/la cuentera y el público interactúan.  El narrador tiene la posibilidad de moverse por el espacio, utilizar elementos, vestuario, la música, los gestos y las bondades de la voz como el volumen y el tono, así como, el interlocutor tiene la potestad de recrear mediante la imaginación aquella suerte de situaciones por las que pasan los actantes del cuento.

El que escucha concatenará la historia que se le está presentando con la realidad que conoce o que ha visto, o tal vez, que ha anhelado y es ahí, en ese momento, en donde el discurso del cuentero y del receptor se mezcla en una urdimbre insospechada de ideas, pensamientos, creencias, prescripciones sociales, afectos, sensaciones, tradiciones, sueños y esperanzas.

¿Pero, qué puede hacer el narrador/ra cuando el interlocutor es una persona con capacidades diferentes?

Para responder ese cuestionamiento, Aldo Méndez y yo quisimos unir nuestras propuestas de taller en una sola, con el propósito de resaltar los distintos factores que nutren el trabajo del narrador oral y que les otorgan a las personas con necesidades educativas especiales la posibilidad de disfrutar de esta actividad milenaria y de sus propias habilidades y destrezas en las áreas cognitiva, psico-social y de expresión corporal como cualquier otro interlocutor.

En este sentido nos planteamos una meta general a alcanzar, la cual se subdividió en dos propósitos, por una parte, definir las técnicas, actividades y recursos que se pueden desarrollar para fomentar la lectura y la comunicación entre todos los miembros de una comunidad, es decir, los que tienen necesidades educativas especiales y los que no.

El segundo propósito consistió en resaltar los distintos factores que un docente que narre cuentos, involucrado con la educación inclusiva, toma en cuenta para su puesta en escena.

Durante el desarrollo del taller quisimos responder a interrogantes como las siguientes: ¿Cómo contar un cuento a un chico sordo?, ¿les gusta leer a las personas ciegas?, ¿los niños autistas pueden comunicarse mediante el lenguaje oral?, ¿dónde ubicar a un niño que vaya en silla de ruedas a la hora de contar cuentos a un grupo?

Las respuestas se fueron construyendo a través de las dinámicas que se les presentaron a los participantes; en consecuencia, las conclusiones fueron que lo prioritario es entender que las personas con discapacidad por encima de todo son personas, que, como hemos dicho antes, les gusta y pueden disfrutar de una sesión de cuentos. En cuanto al cómo hacerlo, la respuesta implica varias acciones; en un primer momento, organizando muy bien la actividad, para así poder hacer las previsiones necesarias. Por ejemplo: en caso de la persona sorda o con baja audición, contar con un intérprete de lengua de signos para que vaya contando la historia paralelamente al narrador. En el caso de las personas ciegas o con baja visión, es recomendable el uso de materiales y recursos en tres dimensiones y de diversas texturas que puedan utilizarse durante la sesión y ser manipulados por ellos; con esto se establece un puente sensorial y afectivo entre el narrador y la persona ciega.

Si bien el espectro autista trae consigo la condición de dificultades comunicacionales, el arte, ya sea en forma oral, plástica, musical o dancística, le presenta a la persona autista una forma alternativa de comunicación, la cual, es casi siempre bien recibida por estas personas. Una característica del texto narrativo llamado cuento maravilloso es que tiene una estructura canónica, que para estas dificultades en la comunicación es conveniente usarlo pues, como la estructura se repetirá en cada historia, la persona autista puede hacer anticipaciones con respecto a la trama y así participar e interactuar, que es lo que conocemos como proceso de comunicación.

Las personas con baja movilidad no solamente requieren que estén salvadas las barreras arquitectónicas para poder asistir a una sesión de narración de cuentos, necesitan y desean participar activamente con el conjunto de interlocutores. En este caso es conveniente ubicarlos no en primera fila ni en la última sino entre las filas intermedias.

En suma, la técnicas participativas para animar a leer y trabajar con los cuentos representan un compendio de acciones que puede llevar a cabo el docente que le interesa la narración como estrategia de enseñanza-aprendizaje, el fomento de la lectura, la estimulación de la comunicación y la participación de los estudiantes en igualdad de condiciones.

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